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       Despertamos. Desayunamos. Viajamos a la facultad. Caminamos velozmente en la calle para que nada nos interfiera. No escuchamos, no miramos; nada nos debe detener. Las publicidades estáticas nos rodean y decoran nuestro trayecto con la ilusión de un mundo mágico en el que la felicidad es posible gracias a la compra y venta de mercancías.

Llegamos. Ingresamos. Hacemos un profundo esfuerzo por transitar velozmente hacia nuestra aula de cursada. Miramos hacia adelante y hacia abajo, para no cruzar miradas con nadie ni observar ningún cartel que nos distraiga. Nos extienden volantes y publicaciones: Nada, no las tocamos. Alguien busca hablarnos, pero le ignoramos. No podemos perder tiempo.
Entramos a nuestra aula. Buscamos un asiento. No nos interesa quienes están al lado nuestro. Nuestro horizonte es el pizarrón. No miramos a los costados. No hablamos con nadie. Ingresa el docente. Se acomoda. Esperamos.
Comienza la clase. Escuchamos y copiamos. Lo que pensamos, lo acomodamos a lo que nos dice. No cuestionamos, lo asumimos como certeza. Desarrolla ideas, cierra conceptos, y nos pregunta “¿hay dudas, alguien no entendió algo?”. Silencio. Todos y todas asentimos. Anotamos correctamente los nombres de los autores citados, y el título de los textos.
Termina la clase. Nos levantamos y retiramos hacia la salida. Derecho a casa. Debemos ir a leer los materiales para confirmar que todo lo que nos dijeron era verdad.
Miramos Tinelli. Miramos Fútbol. Termina nuestro día. A dormir.

  • Buscando desaprender
Más o menos esta dinámica se repite día tras día entre la gran mayoría de nosotros y nosotras, estudiantes de Ciencias Sociales. Hay cosas que hacen ruido. Hay cosas que buscan desviarnos de la dinámica impuesta, pero los mandatos con los que cargamos y que nos determinan cotidianamente son bastante fuertes. Ese mensaje, impuesto por nuestros padres y por otras personas que se consideran con autoridad para opinar, nos dice “a la Universidad se va a estudiar, y no a hacer política”. Sin embargo, el no hacer política es, precisamente, una decisión política.
Es así como podemos ver los resultados de esta sociedad autoritaria y vertical, que dispone roles y determina acciones (básicamente de subordinación) en donde la docilización de sus componentes se vuelve una necesidad para el sostenimiento del modo de producción capitalista; se nos construye desde niños y niñas como futura mano de obra, como sujetos serviles y domesticables, que solamente se dedican a trascender de una institución a otra, acentuando en cada una de ellas algunos de los futuros rasgos de explotación. En el medio, se nos imponen practicas de consumo y socialización con la intención de constituirnos en sujetos alienados, orientados nada más que a la satisfacción de intereses personales (a través del consumo masivo, muchas veces innecesario), a la apatía y el desinterés generalizado.
Esta lógica la vemos operando en todas las instancias educativas, en donde se pretende impartir conocimientos, pero no se hace otra cosa que la imposición de matrices de pensamiento y de domesticación mental. Así, del jardín de infantes pasamos a la instrucción primaria, luego a la secundaria, y al final, la Universidad como ámbito de perfeccionamiento de los futuros cuadros dirigentes de la sociedad capitalista.
Corresponde preguntarse entonces ¿Todo lo que hacemos y pensamos es una linealidad, algo predeterminado y establecido? ¿No hay incertidumbre? ¿Existe un plan que hay que seguir y del cual no hay que apartarse? ¿Quién o quienes lo determinaron? ¿No hay lugar para nuestras propias ideas e inquietudes? ¿El plan de estudios está constituido brillantemente y no hace agua por ningún lado? ¿El sentido de la carrera es certero? ¿Cursarla nos dará inmediatamente salida laboral? ¿En que tipo de profesionales nos convertimos?
Romper con la apatía, desprendernos de los mandatos, destruir las matrices de dominación que cargamos sería un buen comienzo. Comenzar a preocuparnos por lo que nos sucede y por lo que le sucede a quienes se encuentran a nuestro lado significaría comenzar a desactivar los dispositivos alienantes que nos han impuesto. Cuestionar al docente, preguntarnos por el sentido mismo de nuestras carreras y la forma en que están constituidos los planes de estudio. Comprometernos con lo que sucede en nuestras aulas, nuestras carreras y nuestra facultad. Participar y proponer en las asambleas estudiantiles aportaría realmente en la constitución de la movilización estudiantil necesaria para cuestionar lo instituido, y proponer algo diferente.
  • Asambleas sin verdad
Sería injusto quedarnos estrictamente en la crítica de los condicionamientos externos que dispone la apatía y el desinterés generalizado en las aulas y pasillos de la facultad, si antes no somos capaces de reflexionar sobre lo que sucede durante la movilización y las asambleas.
¿Podemos hablar de asamblea cuando unos proponen, los mismos disponen y los otros aprueban lo ya decidido? En las asambleas de Sociales esto es frecuente y es así desde hace años. Se confunden los objetivos de los y las militantes con los objetivos de los estudiantes sin una experiencia previa militante. ¡Peor! Se confunden los objetivos del partido al que pertenecen los líderes con los de los y las estudiantes en su conjunto.
Cuando los y las militantes imponen sus consignas, sus objetivos, amparados en una ansiedad legítima, los y las estudiantes independientes movilizados por la causa concreta coyuntural tienden a alejarse y desmovilizarse. En general se expresan sensaciones de desconsuelo ante la omnipotencia de aquellos que tienen la voz cantante, que se expresan con firmeza sobre temas más delicados que firmes. En síntesis, se generan situaciones jerárquicas al interior del estudiantado movilizado, que lamentablemente solo reditúa para la institucionalidad contra la que buscamos actuar.
No se trata de construir conciencia, participación, diálogo: se trata de "aparatear", de imponer para cumplir con los fines de la agrupación y/o del partido.
Las BASES de ciertos grupos tienen muchas virtudes dentro de los valores socialistas. Pero estas personas de socialistas intenciones se acercan a los partidos en busca de contención, de una canalización para tanta fiebre de cambio, y apenas comienzan, ya se notan las primeras modificaciones en ellos mismos. Donde antes había preguntas ahora hay certezas. Donde antes había comprensión ahora hay arrogancia. Donde antes había diálogo ahora hay monólogo. Donde antes había vínculos ahora hay contactos.
Al militante le cambia la cosmovisión: ahora tiene LA VERDAD, esa que buscó durante toda su juventud y que ahora (aunque la juventud probablemente no haya terminado) finalmente encontró.
Este asunto de LA VERDAD, instituida en tanto sistema autolegitimizante de su accionar y que inevitablemente de expone como instancia jerarquizante entre el estudiantado, es el que impide el diálogo, impide la empatía de quienes no la encontraron, impide el acercamiento real entre la apatía y la participación.
La política debiera interesarnos a todos y a todas. Nos afecta (aunque no queramos) y las opciones son tener voz y voto, o (con suerte) sólo tener voto y que la voz sea la que los demás quieran. Sólo con el debate y la costumbre de debatir uno se vuelve más atento, absorbe ideas ajenas, rellena de contenidos y posibilidades aquellos lugares de la mente donde sólo hubo nebulosa. El conocimiento se construye o se imparte. Se imparte a quiénes están en proceso de aprendizaje y se construye con quiénes consideramos iguales.
En una asamblea se supone que todos nos consideramos en una base de igualdad. Sin esta concepción de la asamblea, ésta cae por su propio peso. Y con ella caen las ilusiones de quiénes quisieron participar. Si un partido o agrupación envía emisores de la verdad, entonces no considera a la asamblea en situación de igualdad: se considera superior a ésta. Y si este partido se autoproclama socialista, bueno, ¡qué confusión!
El sujeto de la revolución socialista no es el estudiante. El estudiante está en una etapa pasajera de su vida. Asiste a un establecimiento para que le impartan conocimientos sobre los que se considera ignorante. Esto es así porque esta es la forma en que está estructurada la educación hoy en día en esta parte del planeta.
Es importante que los militantes que toman el micrófono en cada encuentro de esta facultad, que le niegan horas al sueño, a los amigos, a la familia, procuren ahorrar ansiedades. Podrían, quizás, aprovechar la postura de “alumno” de quienes escuchan y procurar abrir debates, puertas, ventanas... y no cerrarlas con respuestas.
No se trata de guardar el secreto de la revolución detrás de la mampostería de un edificio. Se trata de construir una posibilidad. Y también se trata de esperar, porque los cambios de ninguna sociedad se producen cuando un grupo quiere sino cuando la mayoría está preparada para sostenerlo.
Esa mayoría de estudiantes que vaga por los pasillos como zombis, que no ven ni sienten, que no se dejan conmover por los conflictos edilicios, los de criminalización de la protesta, la toma de tierras, los conflictos en otros países lejanos, por los paros, por los pares… quizás se haya alejado. Quizás empezó a estudiar siendo sensible, pero se frustró al no encontrar esa verdad, al no buscarla… quizás quería proponer ideas que nunca fueron escuchadas, quizás quería participar. Quizás no. Entonces estamos en condiciones de pensar que el mundo no tiene remedio porque si los y las estudiantes de la facultad de Ciencias Sociales le cierran la puerta en la cara a los conflictos sociales, algo no está funcionando. Quizás seamos nosotras y nosotros, que nunca aprendimos a comunicarnos con nuestros compañeros de banco.
En ese sentido saludamos la iniciativa del cuerpo de delegados. Sería importante que tomemos nota de lo mencionado hasta aquí, para que las bases tengamos voz, para que tengamos voto, para que se atiendan las cuestiones menores, las coyunturales, las que muchas veces convocan al estudiantado… quizás, en un futuro no muy lejano podamos empezar a volar más alto. Si falla, hay que intentar de nuevo. Si vuelve a fallar, cambiar el contexto e intentar de nuevo. Tal vez aprendamos a organizarnos, a escucharnos, a respetarnos. Será cuestión de estar atentos y atentas, de esperar la ocasión para encontrarnos y de no arruinarla cada vez.
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El 27 de abril de 2010 un grupo de anarquistas se dio cita en la Embajada de Grecia en Argentina para pedir por la liberación de Giannis Dimitrakis. Este hombre fue capturado hace cuatro años por la policía mientras atracaba un banco. Se lo enjuició y se lo condenó a 35 años de cárcel. Además, se registró su casa, se persiguió a amigos y conocidos. Comenzó la persecución a “los anarquistas”. En estos días empieza la revisión de su causa…
En estos momentos, en Buenos Aires, hay cinco personas detenidas del grupo mencionado en primer lugar, acusadas de daños, lesiones, atentado, resistencia a la autoridad y prepotencia ideológica. Una de ellas está internada debido a las lesiones que le propinó la policía.
Esto nos lleva a varias reflexiones:

  1. ¿Por qué Dimitrakis roba un banco? En la teoría anarquista, robar un banco no es un delito porque los bancos roban primero. Lo hacen sistemática y legalmente. Y si hace falta, roban primero y después inventan una forma de que los cubra la ley como ocurrió en 2001 en Argentina. Ladrón que roba a ladrón… hace expropiación.
  2. Pero la ley no es la diferencia entre el bien y el mal, sólo presenta un marco de ordenamiento para que la sociedad (supuestamente caótica) sea predecible, lo que permite calcular costos y beneficios de inversión. Digamos que la ley marca la cancha que después embarra el capital.
  3. El contexto de ajuste para los griegos es una burla estatal. Mientras la crisis económica empeora (hundiendo más a los ya hundidos), hay pretensiones de seguir recortando para que los organismos internacionales de deuda vean con buenos ojos la posibilidad de otorgar un préstamo que le “dé aire” al sistema. Otra cuestión en la que los argentinos tenemos experiencia: el FMI, el BID, el BM, el Banco de París son organismos de deshuese, de intervención. Le dan a los gobiernos-marioneta las formas económicas liberales de ser y de hacer que al estar endeudados tienen que cumplir, a riesgo de subas de tasa de interés, cancelación de futuros préstamos para pagar los préstamos ya tomados, etc. El gobierno gana más dependencia del capital trasnacional y gana tiempo, para que la crisis le estalle al que venga después. No, del pueblo no se acuerda nadie, salvo cuando salen a la calle. Entonces, se los reprime.
  4. El grupo que se reunió en la Embajada se solidarizó con el preso Dimitrakis porque es un preso político. Aunque en un contexto de empobrecimiento, opresión y represión todo preso es político; pero este hombre además es anarquista. Ofrecieron pintadas para que el momento de protesta dure un poco más en el tiempo. Dicen que tiraron una bomba molotov a la nada, que no hirió a nadie, pero eso no importa. Son insurrectos.
  5. Durante el gobierno de Néstor Kirchner se aprobó en Argentina la ley antiterrorista. Estados Unidos, con George Bush a la cabeza en ese momento, llevó el proyecto de ley para que todos los gobiernos que se consideren aliados lo aprueben. Esta ley, según el Artículo 213 ter.- “Se impondrá reclusión o prisión de CINCO (5) a VEINTE (20) años al que tomare parte de una asociación ilícita cuyo propósito sea, mediante la comisión de delitos, aterrorizar a la población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo, siempre que ella reúna las siguientes características: a) Tener un plan de acción destinado a la propagación del odio étnico, religioso o político; b) Estar organizada en redes operativas internacionales; c) Disponer de armas de guerra, explosivos, agentes químicos o bacteriológicos o cualquier otro medio idóneo para poner en peligro la vida o la integridad de un número indeterminado de personas. Para los fundadores o jefes de la asociación el mínimo de la pena será de DIEZ (10) años de reclusión o prisión. [1]
  6. Esto significa que, dependiendo del contexto político, esta ley será aplicada a Al Qaeda o a un movimiento que se declare anti imperialista, ya que se podría entender que expresa un odio político anti norteamericano, por ejemplo. Si bien no está claro el modo en que esta ley se utilizó para justificar el encarcelamiento de los cinco anarquistas, sí se puede leer dentro de un contexto legal. El código penal que rige nuestras conductas públicas incluye este ambiguo artículo.
  7. Otro tema interesante es el de “prepotencia ideológica”. Los anarquistas están en contra de todo tipo de autoritarismo, opresión y prisión. No entra en ninguna letra chica la posibilidad de imponer por la fuerza las ideas. No existe. No se pretende tomar el Estado para luego concretar con el uso de su fuerza las demandas. El anarquismo está en contra del monopolio de la fuerza, legal o ilegal. Una ideología de libertad e igualdad no puede ser prepotente.
¿Estas cinco personas están siendo utilizadas como excusa para encarcelar, golpear o matar a futuros demandantes? La escalada de la inseguridad lleva al camino de la intolerancia ideológica, de la intolerancia racista (si es que cabe el término), de la intolerancia clasista. ¿Hacia qué senderos represivos nos conducen jueces de dudosa reputación como Claudio Bonadío (basta poner su nombre en cualquier buscador para obtener informes variados de situaciones de diversa ilegalidad, inmoralidad y canallería, que siempre quedan en la denuncia)? ¿Hacia qué senderos represivos nos conducen sistemas que reivindican y practican todas las formas de violencia contra una población indefensa y desesperada?
Mientras tanto, el gobierno macrista continúa persiguiendo y proponiendo condenas a desocupados y luchadores populares, al tiempo que sus patotas reprimen y desalojan por toda la ciudad. El presupuesto de salud y educación se reduce año a año, al tiempo que aumentan las prepagas y los colegios privados, restringiendo las posibilidades de desarrollo y mejores condiciones de vida para unos pocos y pocas, mientras el resto se hunde en la miseria.
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[1] Nótese que cualquier gobierno de Estados Unidos cumple y cumplió con las tres características.

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¡Basta de persecución y espionaje a los compañeros y compañeras estudiantes!
¡No a la judicialización de la movilización popular!
Al tiempo que se agitan los discursos grandilocuentes del bicentenario, donde se pretende resaltar un espíritu de unidad patriótica en pos de un gran proyecto nacional, la sociedad argentina se encuentra con casi la mitad de su población bajo niveles de pobreza, miseria y desempleo. El gobierno de Cristina Fernández y los partidos burgueses juegan a las escondidas en el Congreso, esgrimiendo retóricas moralistas en torno al manejo de fondos y subsidios, aunque todos y todas estén de acuerdo en realizar puntualmente los pagos a los acreedores de la deuda argentina, esa que esclaviza económicamente a la gran mayoría de hermanos y hermanas, mostrando la inutilidad del parlamentarismo en resolver las necesidades de los sectores subordinados y excluidos, y a la vez los beneficioso que resultan los dilatantes tiempos del accionar de los tres poderes republicanos para sostener las condiciones de explotación y miseria que vivimos día a día.
Mientras tanto, el gobierno porteño se pone y se saca constantemente la careta del fascismo neoliberal, aumentando el presupuesto de la maquinaria represiva e instalando la posibilidad de utilizar picanas eléctricas y enjuiciar a niños y niñas por cuidar coches, todo esto a costa de la reducción del presupuesto y los recursos destinados a salud, educación, construcción de viviendas y otras formas de asistencia social. Así, la ciudad de Buenos Aires se encuentra en camino de constituirse en un gran ghetto de la riqueza, un country gigantesco donde poco a poco los emprendimientos turísticos e inmobiliarios van dando forma a una urbe dócil y altamente tecnificada. La miseria, la pobreza y la desocupación van siendo restringidas y aisladas, con la intención de ser expulsadas para constituir un verdadero conclave del privilegio.
Es en este contexto que la movilización y agitación estudiantil, siempre solidaria con las causas populares, busca ser, una vez más, estigmatizada y judicializada. Mientras el rector Hallú digitó su reelección fraudulenta (a fuerza de favores y negociaciones con distintos sectores que concentran el poder) en una bochornosa y violenta ceremonia, el compañero German Feldman se encuentra enfrentando la posibilidad de un juicio por su participación en la toma del estacionamiento de MT. Asimismo, otros compañeros y compañeras enfrentan posibles causas contravencionales por su participación solidaria con la lucha de los compañeros y compañeras de Kraft en los últimos meses del año pasado.
La represión en Andalgalá, los constantes aprietes a los trabajadores y trabajadoras del subte y de todos los niveles del sistema educativo, los constantes desalojos y aprietes a espacios comunitarios y recuperados, entre otras innumerables causas populares que son hoy objeto de la persecución estatal y privada, nos muestran a las claras como el pretendido progresismo estrecha sus manos con los sectores más reaccionarios y concentradores de riqueza y privilegio para explotar y oprimir al pueblo.
Expresamos nuestra solidaridad con los compañeros y compañeras estudiantes que hoy están sufriendo la persecución y judicialización estatal. Llamamos al compromiso y la solidaridad con estas causas populares.
¡Basta de persecución y espionaje a los compañeros y compañeras estudiantes!
¡No a la judicialización de la movilización popular!
¡Aparición con vida de Julio López y Luciano Arruga!
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Grupo de lectura y debate
EN TORNO A LO LIBERTARIO


Sin dogmas, sin manuales, sin verdades ni certezas...

La intención es la de aportar a la constitución de un ámbito de producción teórica e intervención social, en donde se crucen perspectivas libertarias que cuestionen la matriz de pensamiento verticalista y autoritaria de la actual sociedad occidental capitalista.

Proponemos una jornada semanal de intercambio de experiencias y reflexiones que se orienten hacia la emancipación social, donde se problematicen permanentemente los aspectos e inquietudes que nos cruzan y trascienden a diario.


Los miércoles a partir de las 20hs.

en La Barbarie (sede Ramos, Fac. de Cs. Sociales, UBA)

Organizan:

Indisciplina - Colectivo de Producción Libertaria

La Barbarie - Comedor Estudiantil

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34 años han pasado ya desde el momento en que se instaurase físicamente la última dictadura militar, la que secuestró y asesinó a mas de 30.000 trabajadores y trabajadoras; estudiantes secundarias y militantes universitarios; madres y padres de familia; deportistas y curas párrocos; médicas, profesores y abogados; campesinos, pobres y desocupados en general, entre tantos y tantas que hoy no están con nosotros y nosotras.

Un proceso de exterminio que buscó desmantelar todo un tejido social y un proyecto inclusivo, en pos de otro que fuese la continuación histórica de aquel que siempre alentaron los sectores más privilegiados, esos mismos que siempre pensaron a un país y una sociedad con forma de una pequeña quinta que les redituase beneficios y ganancias, la de la miseria de muchos y muchas para el goce y disfrute de unos pocos y pocas.
Hablamos así, de la consolidación no solo de un modelo productivo subordinado y extractivo, sino también de un viejo anhelo presente históricamente en las distintas castas dirigentes. Hablamos, precisamente, de un modelo social y político restringido, ese que estaba presente desde el final de las guerras de independencia, que tomó forma de proyecto con Alberdi, que siguió luego con la consolidación institucional de Sarmiento y Mitre, y corporizó su forma genocida con Roca y el exterminio originario. El anhelo de dominio, control y docilización social presente en los gobiernos patronales de principios de siglo XX, y las dictaduras que van de Uriburu y Justo hasta la de Lanusse, y que toma finalmente la forma de maquinaria fascista de exterminio con la dictadura de Videla y cía., marcando el final de una etapa de nuestra historia, estableciendo precisamente el marco económico, político y social que vivimos y sufrimos hoy en día.
Sin embargo, nos encontramos en 2010. Nos encontramos en una época vertiginosa, en donde los flujos de información imponen minuto a minuto modas, discursos y personajes mediáticos que llenan las radios y pantallas con políticos que actúan como actores, y actores que opinan como políticos. Es la época de la información devenida mercancía, elaborada con precisión para llenar la atmósfera de ningún contenido. Es la época de la muerte de las ideas, y de la ausencia de las ideologías, en donde lo individual se impone a lo público; en donde el beneficio personal se impone al interés colectivo, y en donde la apatía se fomenta con fervor. Es la época en que los que protestan en las calles y las rutas por mejores condiciones de vida son terroristas.
Pero allí radica precisamente el contenido de la herencia más pesada de esa dictadura del ´76. El miedo, el terror, el pánico… Donde antes había risas y personas, hoy encontramos silencio y ausencias; donde antes existía la solidaridad y la amistad, hoy impera el egoísmo y el “sálvese quien pueda”; donde antes había lazos sociales y comunidades, hoy encontramos miseria, narcotráfico y explotación. La sociedad argentina, que siempre ha sido blanco de esos intereses concentrados, hoy finalmente se despliega como lo que es: la sociedad del gatillo fácil y la represión; la sociedad elitista que se ve a si misma como enemiga, y que duda de lo que se encuentra a su alrededor. La sociedad aterrada de si misma.
No se trata simplemente de recordar esta fecha como un fetiche político o un aniversario familiar militante. Se trata de pensar de una vez nuestra historia y nuestro destino como sociedad. Hay debates sobre el pasado que nunca se han dado, y reflexiones que aún se adeudan. No es posible edificar una sociedad mas justa mientras las calles y las paredes aún están manchadas con sangre popular. No hay chances de construir otra historia mientras el Estado y sus instituciones sigan representando a los sectores que fomentaron la muerte, y los asesinos y sus cómplices transitan alegremente por las calles en compañía de sus familias. No tiene objeto seguir amparando a empresarios y corporaciones que sigan generando ganancias a costa del sufrimiento y la sangre subalterna.
Producir proyectos y propuestas para una sociedad diferente debería ser la premisa en estos momentos en que se agitan fantasmas históricos con la construcción discursiva de un bicentenario que parece ser el marco que diluye el pasado y convierte todo lo acontecido en una suerte de lógica lineal que inevitablemente debía llevarnos a esto, y que encima lo presenta como un logro colectivo. Participar e intervenir son la forma de generar conciencia para cambiar lo existente.
Un pasado que no ha sido reflexionado, nunca nos permitirá pensar un proyecto social futuro inclusivo y más justo, en donde la miseria, la exclusión y la muerte constituyan un mal recuerdo.
Compromiso y acción son, precisamente, la principal manera de romper con esta sociedad aterrada que vivimos y habitamos. Revolvernos de encima lo duro de nuestro pasado, no significa tapar las cicatrices que arrastramos, sino que seamos capaces de observarlas, para pensar y construir algo diferente.

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Siglo 21 y se sigue condenando a las personas por pensar diferente.
Es la condena social la primer violencia. La condena y la indiferencia. Si te fueron con el cuento de los buenos y los malos es importante advertir que la vida real es diferente. Son procesos largos, llenos de idas y vueltas. La dictadura no empezó el 24 de marzo del '76... Se fue gestando, lenta y dolorosamente. Y tuvo un desenlace inevitable, anunciado, uno de esos secretos a gritos que nadie quiere escuchar. ¿Quién empezó? ¿De quién es la culpa? ¿Quién es la víctima? Es una historia demasiado compleja como para hacerse preguntas tan simples.

En la actualidad hay decisión política para llevar a juicio a los represores. Ellos dicen que son héroes, pero los héroes no se autodenominan... y si el pueblo, los políticos, jueces, abogados, extraños e indiferentes no los defienden a viva voz probablemente sea porque nadie los considera tales. Tal vez algunos que se quedaron en la noche de los tiempos... pero, en general, hasta el más necio de los seres humanos sabe que la detención seguida de muerte sin siquiera un juicio, el secuestro, la tortura insoportable, indescriptible e intolerable, el robo de bebés y de bienes, fue una aberración. Fue genocidio liso, llano, inmoral, ilegal y monstruoso.
¿Acaso todo se trate siempre sobre el poder? Por ejemplo, el poder en manos de los españoles... entonces genocidio indígena. El poder en manos de los criollos... entonces afuera españoles. Se forma la oligarquía criolla con terratenientes, exportadores, financistas... se divide cada vez más el pueblo, entre los que tienen todo y los que tienen nada. Los que tienen todo quieren más y amparados por la corrupción y el desparpajo, ajustan los cinturones de los que tienen nada hasta donde es inaguantable, y como en la mayoría de las situaciones límite, algunos creen que ya fue suficiente por lo que toman el poder. Y de pronto los que tuvieron nada toda la vida empiezan a tener algo, empiezan a expresar lo que pensaron siempre, a actuar, a opinar, a votar. Los que tienen todo no pueden soportarlo, es la venganza de los nadies. Las señoras más paquetas, los intelectuales más enmohecidos están azorados y asustados. La tortilla se volvió. Pero como ocurre con toda representación, estuvo muy lejos de ir al paso de las necesidades del pueblo. El nuevo poder se desgastó en contradicciones y los nadies ya no querían, ni podían seguir esperando. Entonces creyeron que era tiempo de jugar el todo por el todo. O la nada por el todo, porque que va a perder quién nada tiene. Como en un partido de truco, cada quién jugó sus cartas. Los que todo tenían empezaron a temerle a los fantasmas que supieron recorrer este continente... y no hay nada peor que estúpidos con mucho para perder asustados.
Los nadies asaltaron un cuartel acá, volaron un banco allá, robaron, mataron, se escondieron, se multiplicaron, se organizaron, se asociaron. El miedo del poder se volvía pánico. Pero que la historia nos enseñe a todos, no siembres pánico cuando no sepas que hacer con la cosecha.
La cosecha fueron los militares en las calles, en las universidades, en las villas, en las fábricas, en las escuelas, en las esquinas, en los autos verdes, en las sombras, en las pesadillas. Porque ellos entendían que lo que aquí se jugaba no era un sueño adolescente, era un modelo político de país, quizás de mundo.
El que ellos defendían era el de la insatisfacción, la gris calma de la obediencia, del conformismo, la queja entre sollozos y murmuraciones, la cabeza gacha y la espalda inclinada, el de las mujeres mudas y encerradas, la supervivencia al final del mes.
El otro modelo nunca sabremos cual era, porque nunca ocurrió.
Y así se enfrentaron David y Goliat. Perdió David. Goliat fue despiadado, cruel, inmoral. No lo hizo por el país, lo hizo por si mismo, por orgullo, prejuicio y, de nuevo, por el poder. Y lo hizo así porque era la única forma en que sabía hacerlo.
Fue torpe y sucio. Pasó los límites que hasta el modelo que en primeras nupcias supuestamente defendió pone. Me refiero a los límites de la ley. Incluso pasó los límites de la evolución humana, fuimos en reversa hacia una sociedad violenta y degradada. Una sociedad perversa, que brinda con sangre en los cráneos de los vencidos.

Si no podemos aprender algo, lo más mínimo, lo que sea, de esta historia... estamos condenados a que nos vuelva a ocurrir. Tengamos en cuenta que la primera vez la historia ocurre como tragedia, y se repite siempre como farsa. ¿Cuál será la farsa de la represión? ¿Serán los desaparecidos que ya tenemos en democracia? ¿La farsa de la dictadura estará a cargo de Macri, de Cobos, de De Narváez, de Carrió? ¿Son los Kirchner una farsa del peronismo del '45? ¿Es esta polarización una farsa más? Me temo que sí.

¿Cómo no conmoverse ante quien luchó, sufrió o murió por un sueño noble? Pero no podemos permanecer ingenuos toda la vida. La lucha por el poder hace que el fin en si mismo sea el poder y los medios para acceder a el cambien de acuerdo con lo ocurre en el momento. El sueño de un mundo justo puede ser genuino, pero no serán las vanguardias quienes iluminen al pueblo sobre lo que es justo, porque las ideas no se matan. Ni las ideas nobles ni las mezquinas. Ni las del statu quo, ni las revolucionarias. ¿Qué camino nos queda en el futuro, si no es la autopista del fusil desesperado, si no es la escalada burocrática del parlamento?

Sepamos construir algo mejor que copias berretas de historias con finales trágicos.
Lo importante es aprender. Para eso existe la historia, para obligarnos a reflexionar.
Nunca más. Nunca más quedarse callados, nunca más mirar para otro lado, nunca más torturadores ni torturados, nunca más imponer un camino, nunca más plazas llenas de ignorancia y de guerra, nunca más desaparecidos, nunca más muertos inocentes y muertos culpables.
Por supuesto que hay buenos y malos, y por supuesto que las dictaduras fueron un límite que nos obligaron a cruzar. Y por supuesto que atrás de los malos hay otros peores. Y por supuesto que muchos de los buenos nos dejaron demasiado pronto.
Necesitamos recordar y construir, sobretodo por ellos, sobretodo por todos.

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Para quienes – por desconocer la situación local, por estar fuera del país o por aceptar la versión oficial - se desconciertan o sorprenden ante el auge del malestar colectivo y las luchas populares (2.893 manifestaciones de calle desde octubre-2008 a septiembre-2009; 1.763 en el mismo lapso de 2007 a 2008), les presentamos algunas razones para entender la conflictividad social en Venezuela.
[[La mayoría de las cifras aquí presentadas pueden verificarse (con amplia indicación de fuentes originales) en el Informe PROVEA 2008-2009, accesible en www.derechos.org.ve. Otro datos han sido tomados de la prensa y son factibles de localizar vía Internet.]]

1) Se evidencia el fracaso de la política agroalimentaria actual al ver como las importaciones del sector han pasado de 1.626 millones de dólares en1999 a 7.477 en 2008. Para garantizar el abastecimiento de alimentos subsidiados, ese último año el gobierno debió adquirir afuera el 57,9 % de lo que requirió. Así, hemos pasado de un patrón de importación de alimentos de 75 dólares por persona al año en la década de los 90, a $ 267 en la actualidad. Pero no es sólo que dependamos más del exterior para nuestra comida, sino que padecemos de una inflación en el sector de alimentos que en 2008 fue de 46,7 %, y en 2009 estuvo por encima del 36 %. Esta escalada de precios de ningún modo se compensa con los limitados aumentos de salario mínimo, ni tampoco con la distribución de alimentos subsidiados vía MERCAL, ya en franca agonía por causa del desabastecimiento y la corrupción. Dado lo anterior, la reciente devaluación afectará dura e inmediatamente nuestro consumo alimentario, en consecuencia directa de una estrategia gubernamental que ha descansado en la capacidad de compra del Estado y no en desarrollar la producción, nada distinto a lo que ha sido norma histórica del rentismo petrolero en Venezuela. ¡Luchemos porque no seamos los de abajo quienes paguemos el costo de los errores, la imprevisión y la corrupción del poder!

2) Aún contando con ingresos nacionales mayores a los percibidos en cualquier otro período de nuestra historia, la situación de pobreza y exclusión que persiste para amplios sectores de la sociedad venezolana ha agravado la violencia urbana desde que este gobierno asumió el poder. Mientras en 1998 tuvimos una estimación nacional de 4.550 homicidios, el saldo fue de 14.568 en 2008; o visto desde otro ángulo: la población creció un 19,1 % en ese decenio, mientras la tasa de homicidios subió en 320,1 %. Es público y notorio que tanto la boliburguesía como los “chivos gordos”del gobierno y el PSUV cuentan con abundantes espalderos (pagados con recursos oficiales) que los protegen, mientras los demás debemos encerrarnos en nuestras casas para no ser víctimas de malandros o policías. Sobre esto último, unas cifras tenebrosas: en 2008 hubo 205 homicidios atribuibles a evidentes violaciones del derecho a vida por parte de los cuerpos represivos del Estado (2/3 de los casos vía ejecuciones), mientras que bajo la sospechosa excusa de “resistencia a la autoridad” se dio cuenta de 1.820 muertes. En tal ambiente de violencia desaforada cada día se enlutan más familiasvenezolanas, lo que no incomoda para nada a un gobierno que impúdicamente atribuye ese clima a una “sensación de inseguridad creada por los medios de difusión opositores”, mientras sus esfuerzos se concentran en eternizarse en el poder y en convencernos de la infalibilidad del “Mi Comandante-Presidente”.

3) A quienes han gobernado Venezuela en estos 11 años les ha sobrado tanto dinero como verborrea de su amor por el pueblo, pero su fracaso en atender el problema social básico de la vivienda ha sido descomunal. En el lapso1999-2008 se han construido en total 300.939 nuevas viviendas (incluyendo al sector público y al privado), cifra absolutamente insuficiente cuando el propio Estado estima que el déficit habitacional actual sería de unas 3 millones de unidades habitacionales, por lo que sería necesario construir 300.000 viviendas por año. Pero en lo que si han sido diligentes los caciques de la “revolución bonita” es en resolverse sus propias exigencias por viviendas de postín, y allí están para probarlo los “town houses” y “pent houses” de los que disfrutan en urbanizaciones de lujo de las ciudades venezolanas. Con semejante ejemplo en las alturas, no es de extrañar la gruesa cifra de denuncias sobre corrupción e incapacidad entre la burocracia media y baja que debería resolver las demandas de la colectividad por un techo digno y propio para vivir.Esta situación ha generado un creciente caudal de bronca popular: entre octubre de 2007 y septiembre de 2008 ocurrieron 457 manifestaciones de calle referidas al tema, cifra que pasó a 588 protestas colectivas de octubre de 2008 a septiembre de 2009. La respuesta del supuesto “gobierno popular y revolucionario” ha sido criminalizar estas acciones, llegándose a la sanción carcelaria o judicial (58 detenidos en el último lapso, de los que 23 quedaron en régimen de presentación a tribunales), o más grave aún, a la represión armada (67 heridos y un asesinato a manos de los cuerpos represivos).

4) El carrusel de nuevos jefazos a cargo, de ofertas de voluminosos recursos y de anuncios programáticos grandielocuentes desfila repetidamente ante nuestros ojos, pero la situación de la salud pública sigue en franco retroceso, lo cual se constata en cualquier observación medianamente completa que se haga en el área, a pesar del empeño de los entes públicos por negar u ocultar la información que están obligados a proveer, o por pretender desacreditar a quien se salga del libreto que repite la propaganda oficial. Pero la realidad es terca, de modo que el mismo gobierno que por boca del Ministro T. El Aissami amenazó el 16/12/08 con “caerle a zapatazos por mentirosos y embusteros” a los redactores de un informe que documentaba la profunda crisis que padecía la publicitada Misión Barrio Adentro, tuvo que reconocer el 20/09/09 por boca de su Presidente que 2.000 módulos de ese programa carecían de personal médico (sobre un total de 3.478 módulos). Eso por no atreverse a mencionar otras situaciones gravísimas, como la denuncia de que sólo el 4 % de lo invertido en equipamientos para esta Misión tiene el soporte adecuado de facturas. Tan o más alarmantes que la situación actual son las soluciones prometidas. Por ejemplo, otorgar el monopolio de la contratación de los seguros HCM para quienes laboran a la orden del Estado, a una empresa donde el mandamás es nada menos que el tristemente célebre Orlando Castro. Ante anuncios como éste, la opción es clara: ¡o protestamos o nos hunden!

5) Si algo deja al desnudo la farsa de 11 años de proclamada revolución es el caudal de problemas que afectan a la clase trabajadora. Se maquillan cifras o se aplican mecanismos tramposos de contratación temporal (por ejemplo, vía las Misiones o en las cooperativas y “empresas socialistas”), pero los analistas económicos más consistentes indican que la tasa de desempleo real estaba a fines de 2009 en 12 % de la Población Económicamente Activa, a pesar de que la cifra oficial sólo reconoció 8 %. Entre quienes trabajan, 44,9 % lo hace en el sector informal de la economía, con todas las desventajas que ello representa. Agréguese a lo anterior que, desde 2009, el ingreso salarial venía siendo insuficiente para satisfacer las necesidades de consumo (aún las esenciales, que conforman la llamada Canasta Básica), lo cual reconocían hasta las estadísticas oficiales y se comprobaba en la vida cotidiana. La caída se hace más aguda con la macro-devaluación de enero de 2010, que termina de desmontar el cuento de que teníamos los salarios más altos de América Latina. Esos y muchos otros problemas han multiplicado las expresiones de descontento laboral como no había ocurrido bajo este gobierno. Entre octubre-2008 y septiembre-2009 se reportaron 983 acciones de protesta obrera, que en cerca de 80 % fueron de trabajadores al servicio del Estado. La respuesta oficial fue calumniar y criminalizar, llegando a la violencia represiva contra 43 protestas, con el resultado de más de un centenar de lesionados y el asesinato de dos manifestantes el 20/01/09 en el Edo. Anzoátegui, sin olvidar que 33 trabajadores y activistas sindicales fueron víctimas de medidas judiciales por participar en estas acciones.

6) Según datos del Observatorio Venezolano de Prisiones, la violencia dentro de las cárceles del país originó 366 muertos y 635 heridos en el año 2009,lo que en 11 años de gestión de este gobierno da una suma de 4.030 fallecidos y 12.036 heridos, en su mayoría por uso de armas de fuego. Estas cifras dejan claro por qué las prisiones de la revolución bolivariana se han ganado el triste mérito de ser consideradas entre las más sanguinarias del mundo. Tal brutalidad homicida es posible en modo importante gracias a las mafias de traficantes de armas y otras “mercancías” al interior de los penales, compuestas por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana y de la ahora llamada Dirección Nacional de los Servicios Penitenciarios del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia. Ese sucio negocio ha florecido contando con la indiferencia, incapacidad y/o complicidad de los 17 Directores de Servicios que han desfilado por el cargo desde 1999. Ejemplo de la calaña de esos burócratas es la actual ocupante de la Dirección, quien ante la masacre que en enero de 2010 causó 10 muertos y19 heridos en “La Planta” de Caracas, con cínica desvergüenza atribuyó estos hechos a que en las cárceles como en las familias existían problemas entre sus miembros, lo cual producía discusiones y las cárceles eran un reflejo de las familias, para cerrar con broche de oro acusando aparientes y visitantes de los reclusos de ser los responsables de la introducción de armas. Por si interesa, esta funcionaria con postgrado en Criminología, pelo pintado, escolta y Blackberry se llama Consuelo Cerrada…
EL LIBERTARIO