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Siglo 21 y se sigue condenando a las personas por pensar diferente.
Es la condena social la primer violencia. La condena y la indiferencia. Si te fueron con el cuento de los buenos y los malos es importante advertir que la vida real es diferente. Son procesos largos, llenos de idas y vueltas. La dictadura no empezó el 24 de marzo del '76... Se fue gestando, lenta y dolorosamente. Y tuvo un desenlace inevitable, anunciado, uno de esos secretos a gritos que nadie quiere escuchar. ¿Quién empezó? ¿De quién es la culpa? ¿Quién es la víctima? Es una historia demasiado compleja como para hacerse preguntas tan simples.

En la actualidad hay decisión política para llevar a juicio a los represores. Ellos dicen que son héroes, pero los héroes no se autodenominan... y si el pueblo, los políticos, jueces, abogados, extraños e indiferentes no los defienden a viva voz probablemente sea porque nadie los considera tales. Tal vez algunos que se quedaron en la noche de los tiempos... pero, en general, hasta el más necio de los seres humanos sabe que la detención seguida de muerte sin siquiera un juicio, el secuestro, la tortura insoportable, indescriptible e intolerable, el robo de bebés y de bienes, fue una aberración. Fue genocidio liso, llano, inmoral, ilegal y monstruoso.
¿Acaso todo se trate siempre sobre el poder? Por ejemplo, el poder en manos de los españoles... entonces genocidio indígena. El poder en manos de los criollos... entonces afuera españoles. Se forma la oligarquía criolla con terratenientes, exportadores, financistas... se divide cada vez más el pueblo, entre los que tienen todo y los que tienen nada. Los que tienen todo quieren más y amparados por la corrupción y el desparpajo, ajustan los cinturones de los que tienen nada hasta donde es inaguantable, y como en la mayoría de las situaciones límite, algunos creen que ya fue suficiente por lo que toman el poder. Y de pronto los que tuvieron nada toda la vida empiezan a tener algo, empiezan a expresar lo que pensaron siempre, a actuar, a opinar, a votar. Los que tienen todo no pueden soportarlo, es la venganza de los nadies. Las señoras más paquetas, los intelectuales más enmohecidos están azorados y asustados. La tortilla se volvió. Pero como ocurre con toda representación, estuvo muy lejos de ir al paso de las necesidades del pueblo. El nuevo poder se desgastó en contradicciones y los nadies ya no querían, ni podían seguir esperando. Entonces creyeron que era tiempo de jugar el todo por el todo. O la nada por el todo, porque que va a perder quién nada tiene. Como en un partido de truco, cada quién jugó sus cartas. Los que todo tenían empezaron a temerle a los fantasmas que supieron recorrer este continente... y no hay nada peor que estúpidos con mucho para perder asustados.
Los nadies asaltaron un cuartel acá, volaron un banco allá, robaron, mataron, se escondieron, se multiplicaron, se organizaron, se asociaron. El miedo del poder se volvía pánico. Pero que la historia nos enseñe a todos, no siembres pánico cuando no sepas que hacer con la cosecha.
La cosecha fueron los militares en las calles, en las universidades, en las villas, en las fábricas, en las escuelas, en las esquinas, en los autos verdes, en las sombras, en las pesadillas. Porque ellos entendían que lo que aquí se jugaba no era un sueño adolescente, era un modelo político de país, quizás de mundo.
El que ellos defendían era el de la insatisfacción, la gris calma de la obediencia, del conformismo, la queja entre sollozos y murmuraciones, la cabeza gacha y la espalda inclinada, el de las mujeres mudas y encerradas, la supervivencia al final del mes.
El otro modelo nunca sabremos cual era, porque nunca ocurrió.
Y así se enfrentaron David y Goliat. Perdió David. Goliat fue despiadado, cruel, inmoral. No lo hizo por el país, lo hizo por si mismo, por orgullo, prejuicio y, de nuevo, por el poder. Y lo hizo así porque era la única forma en que sabía hacerlo.
Fue torpe y sucio. Pasó los límites que hasta el modelo que en primeras nupcias supuestamente defendió pone. Me refiero a los límites de la ley. Incluso pasó los límites de la evolución humana, fuimos en reversa hacia una sociedad violenta y degradada. Una sociedad perversa, que brinda con sangre en los cráneos de los vencidos.

Si no podemos aprender algo, lo más mínimo, lo que sea, de esta historia... estamos condenados a que nos vuelva a ocurrir. Tengamos en cuenta que la primera vez la historia ocurre como tragedia, y se repite siempre como farsa. ¿Cuál será la farsa de la represión? ¿Serán los desaparecidos que ya tenemos en democracia? ¿La farsa de la dictadura estará a cargo de Macri, de Cobos, de De Narváez, de Carrió? ¿Son los Kirchner una farsa del peronismo del '45? ¿Es esta polarización una farsa más? Me temo que sí.

¿Cómo no conmoverse ante quien luchó, sufrió o murió por un sueño noble? Pero no podemos permanecer ingenuos toda la vida. La lucha por el poder hace que el fin en si mismo sea el poder y los medios para acceder a el cambien de acuerdo con lo ocurre en el momento. El sueño de un mundo justo puede ser genuino, pero no serán las vanguardias quienes iluminen al pueblo sobre lo que es justo, porque las ideas no se matan. Ni las ideas nobles ni las mezquinas. Ni las del statu quo, ni las revolucionarias. ¿Qué camino nos queda en el futuro, si no es la autopista del fusil desesperado, si no es la escalada burocrática del parlamento?

Sepamos construir algo mejor que copias berretas de historias con finales trágicos.
Lo importante es aprender. Para eso existe la historia, para obligarnos a reflexionar.
Nunca más. Nunca más quedarse callados, nunca más mirar para otro lado, nunca más torturadores ni torturados, nunca más imponer un camino, nunca más plazas llenas de ignorancia y de guerra, nunca más desaparecidos, nunca más muertos inocentes y muertos culpables.
Por supuesto que hay buenos y malos, y por supuesto que las dictaduras fueron un límite que nos obligaron a cruzar. Y por supuesto que atrás de los malos hay otros peores. Y por supuesto que muchos de los buenos nos dejaron demasiado pronto.
Necesitamos recordar y construir, sobretodo por ellos, sobretodo por todos.

(de)Construir - Pensamiento Libertario Periférico
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