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34 años han pasado ya desde el momento en que se instaurase físicamente la última dictadura militar, la que secuestró y asesinó a mas de 30.000 trabajadores y trabajadoras; estudiantes secundarias y militantes universitarios; madres y padres de familia; deportistas y curas párrocos; médicas, profesores y abogados; campesinos, pobres y desocupados en general, entre tantos y tantas que hoy no están con nosotros y nosotras.

Un proceso de exterminio que buscó desmantelar todo un tejido social y un proyecto inclusivo, en pos de otro que fuese la continuación histórica de aquel que siempre alentaron los sectores más privilegiados, esos mismos que siempre pensaron a un país y una sociedad con forma de una pequeña quinta que les redituase beneficios y ganancias, la de la miseria de muchos y muchas para el goce y disfrute de unos pocos y pocas.
Hablamos así, de la consolidación no solo de un modelo productivo subordinado y extractivo, sino también de un viejo anhelo presente históricamente en las distintas castas dirigentes. Hablamos, precisamente, de un modelo social y político restringido, ese que estaba presente desde el final de las guerras de independencia, que tomó forma de proyecto con Alberdi, que siguió luego con la consolidación institucional de Sarmiento y Mitre, y corporizó su forma genocida con Roca y el exterminio originario. El anhelo de dominio, control y docilización social presente en los gobiernos patronales de principios de siglo XX, y las dictaduras que van de Uriburu y Justo hasta la de Lanusse, y que toma finalmente la forma de maquinaria fascista de exterminio con la dictadura de Videla y cía., marcando el final de una etapa de nuestra historia, estableciendo precisamente el marco económico, político y social que vivimos y sufrimos hoy en día.
Sin embargo, nos encontramos en 2010. Nos encontramos en una época vertiginosa, en donde los flujos de información imponen minuto a minuto modas, discursos y personajes mediáticos que llenan las radios y pantallas con políticos que actúan como actores, y actores que opinan como políticos. Es la época de la información devenida mercancía, elaborada con precisión para llenar la atmósfera de ningún contenido. Es la época de la muerte de las ideas, y de la ausencia de las ideologías, en donde lo individual se impone a lo público; en donde el beneficio personal se impone al interés colectivo, y en donde la apatía se fomenta con fervor. Es la época en que los que protestan en las calles y las rutas por mejores condiciones de vida son terroristas.
Pero allí radica precisamente el contenido de la herencia más pesada de esa dictadura del ´76. El miedo, el terror, el pánico… Donde antes había risas y personas, hoy encontramos silencio y ausencias; donde antes existía la solidaridad y la amistad, hoy impera el egoísmo y el “sálvese quien pueda”; donde antes había lazos sociales y comunidades, hoy encontramos miseria, narcotráfico y explotación. La sociedad argentina, que siempre ha sido blanco de esos intereses concentrados, hoy finalmente se despliega como lo que es: la sociedad del gatillo fácil y la represión; la sociedad elitista que se ve a si misma como enemiga, y que duda de lo que se encuentra a su alrededor. La sociedad aterrada de si misma.
No se trata simplemente de recordar esta fecha como un fetiche político o un aniversario familiar militante. Se trata de pensar de una vez nuestra historia y nuestro destino como sociedad. Hay debates sobre el pasado que nunca se han dado, y reflexiones que aún se adeudan. No es posible edificar una sociedad mas justa mientras las calles y las paredes aún están manchadas con sangre popular. No hay chances de construir otra historia mientras el Estado y sus instituciones sigan representando a los sectores que fomentaron la muerte, y los asesinos y sus cómplices transitan alegremente por las calles en compañía de sus familias. No tiene objeto seguir amparando a empresarios y corporaciones que sigan generando ganancias a costa del sufrimiento y la sangre subalterna.
Producir proyectos y propuestas para una sociedad diferente debería ser la premisa en estos momentos en que se agitan fantasmas históricos con la construcción discursiva de un bicentenario que parece ser el marco que diluye el pasado y convierte todo lo acontecido en una suerte de lógica lineal que inevitablemente debía llevarnos a esto, y que encima lo presenta como un logro colectivo. Participar e intervenir son la forma de generar conciencia para cambiar lo existente.
Un pasado que no ha sido reflexionado, nunca nos permitirá pensar un proyecto social futuro inclusivo y más justo, en donde la miseria, la exclusión y la muerte constituyan un mal recuerdo.
Compromiso y acción son, precisamente, la principal manera de romper con esta sociedad aterrada que vivimos y habitamos. Revolvernos de encima lo duro de nuestro pasado, no significa tapar las cicatrices que arrastramos, sino que seamos capaces de observarlas, para pensar y construir algo diferente.

(de)Construir - Pensamiento Libertario Periférico
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Siglo 21 y se sigue condenando a las personas por pensar diferente.
Es la condena social la primer violencia. La condena y la indiferencia. Si te fueron con el cuento de los buenos y los malos es importante advertir que la vida real es diferente. Son procesos largos, llenos de idas y vueltas. La dictadura no empezó el 24 de marzo del '76... Se fue gestando, lenta y dolorosamente. Y tuvo un desenlace inevitable, anunciado, uno de esos secretos a gritos que nadie quiere escuchar. ¿Quién empezó? ¿De quién es la culpa? ¿Quién es la víctima? Es una historia demasiado compleja como para hacerse preguntas tan simples.

En la actualidad hay decisión política para llevar a juicio a los represores. Ellos dicen que son héroes, pero los héroes no se autodenominan... y si el pueblo, los políticos, jueces, abogados, extraños e indiferentes no los defienden a viva voz probablemente sea porque nadie los considera tales. Tal vez algunos que se quedaron en la noche de los tiempos... pero, en general, hasta el más necio de los seres humanos sabe que la detención seguida de muerte sin siquiera un juicio, el secuestro, la tortura insoportable, indescriptible e intolerable, el robo de bebés y de bienes, fue una aberración. Fue genocidio liso, llano, inmoral, ilegal y monstruoso.
¿Acaso todo se trate siempre sobre el poder? Por ejemplo, el poder en manos de los españoles... entonces genocidio indígena. El poder en manos de los criollos... entonces afuera españoles. Se forma la oligarquía criolla con terratenientes, exportadores, financistas... se divide cada vez más el pueblo, entre los que tienen todo y los que tienen nada. Los que tienen todo quieren más y amparados por la corrupción y el desparpajo, ajustan los cinturones de los que tienen nada hasta donde es inaguantable, y como en la mayoría de las situaciones límite, algunos creen que ya fue suficiente por lo que toman el poder. Y de pronto los que tuvieron nada toda la vida empiezan a tener algo, empiezan a expresar lo que pensaron siempre, a actuar, a opinar, a votar. Los que tienen todo no pueden soportarlo, es la venganza de los nadies. Las señoras más paquetas, los intelectuales más enmohecidos están azorados y asustados. La tortilla se volvió. Pero como ocurre con toda representación, estuvo muy lejos de ir al paso de las necesidades del pueblo. El nuevo poder se desgastó en contradicciones y los nadies ya no querían, ni podían seguir esperando. Entonces creyeron que era tiempo de jugar el todo por el todo. O la nada por el todo, porque que va a perder quién nada tiene. Como en un partido de truco, cada quién jugó sus cartas. Los que todo tenían empezaron a temerle a los fantasmas que supieron recorrer este continente... y no hay nada peor que estúpidos con mucho para perder asustados.
Los nadies asaltaron un cuartel acá, volaron un banco allá, robaron, mataron, se escondieron, se multiplicaron, se organizaron, se asociaron. El miedo del poder se volvía pánico. Pero que la historia nos enseñe a todos, no siembres pánico cuando no sepas que hacer con la cosecha.
La cosecha fueron los militares en las calles, en las universidades, en las villas, en las fábricas, en las escuelas, en las esquinas, en los autos verdes, en las sombras, en las pesadillas. Porque ellos entendían que lo que aquí se jugaba no era un sueño adolescente, era un modelo político de país, quizás de mundo.
El que ellos defendían era el de la insatisfacción, la gris calma de la obediencia, del conformismo, la queja entre sollozos y murmuraciones, la cabeza gacha y la espalda inclinada, el de las mujeres mudas y encerradas, la supervivencia al final del mes.
El otro modelo nunca sabremos cual era, porque nunca ocurrió.
Y así se enfrentaron David y Goliat. Perdió David. Goliat fue despiadado, cruel, inmoral. No lo hizo por el país, lo hizo por si mismo, por orgullo, prejuicio y, de nuevo, por el poder. Y lo hizo así porque era la única forma en que sabía hacerlo.
Fue torpe y sucio. Pasó los límites que hasta el modelo que en primeras nupcias supuestamente defendió pone. Me refiero a los límites de la ley. Incluso pasó los límites de la evolución humana, fuimos en reversa hacia una sociedad violenta y degradada. Una sociedad perversa, que brinda con sangre en los cráneos de los vencidos.

Si no podemos aprender algo, lo más mínimo, lo que sea, de esta historia... estamos condenados a que nos vuelva a ocurrir. Tengamos en cuenta que la primera vez la historia ocurre como tragedia, y se repite siempre como farsa. ¿Cuál será la farsa de la represión? ¿Serán los desaparecidos que ya tenemos en democracia? ¿La farsa de la dictadura estará a cargo de Macri, de Cobos, de De Narváez, de Carrió? ¿Son los Kirchner una farsa del peronismo del '45? ¿Es esta polarización una farsa más? Me temo que sí.

¿Cómo no conmoverse ante quien luchó, sufrió o murió por un sueño noble? Pero no podemos permanecer ingenuos toda la vida. La lucha por el poder hace que el fin en si mismo sea el poder y los medios para acceder a el cambien de acuerdo con lo ocurre en el momento. El sueño de un mundo justo puede ser genuino, pero no serán las vanguardias quienes iluminen al pueblo sobre lo que es justo, porque las ideas no se matan. Ni las ideas nobles ni las mezquinas. Ni las del statu quo, ni las revolucionarias. ¿Qué camino nos queda en el futuro, si no es la autopista del fusil desesperado, si no es la escalada burocrática del parlamento?

Sepamos construir algo mejor que copias berretas de historias con finales trágicos.
Lo importante es aprender. Para eso existe la historia, para obligarnos a reflexionar.
Nunca más. Nunca más quedarse callados, nunca más mirar para otro lado, nunca más torturadores ni torturados, nunca más imponer un camino, nunca más plazas llenas de ignorancia y de guerra, nunca más desaparecidos, nunca más muertos inocentes y muertos culpables.
Por supuesto que hay buenos y malos, y por supuesto que las dictaduras fueron un límite que nos obligaron a cruzar. Y por supuesto que atrás de los malos hay otros peores. Y por supuesto que muchos de los buenos nos dejaron demasiado pronto.
Necesitamos recordar y construir, sobretodo por ellos, sobretodo por todos.

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Para quienes – por desconocer la situación local, por estar fuera del país o por aceptar la versión oficial - se desconciertan o sorprenden ante el auge del malestar colectivo y las luchas populares (2.893 manifestaciones de calle desde octubre-2008 a septiembre-2009; 1.763 en el mismo lapso de 2007 a 2008), les presentamos algunas razones para entender la conflictividad social en Venezuela.
[[La mayoría de las cifras aquí presentadas pueden verificarse (con amplia indicación de fuentes originales) en el Informe PROVEA 2008-2009, accesible en www.derechos.org.ve. Otro datos han sido tomados de la prensa y son factibles de localizar vía Internet.]]

1) Se evidencia el fracaso de la política agroalimentaria actual al ver como las importaciones del sector han pasado de 1.626 millones de dólares en1999 a 7.477 en 2008. Para garantizar el abastecimiento de alimentos subsidiados, ese último año el gobierno debió adquirir afuera el 57,9 % de lo que requirió. Así, hemos pasado de un patrón de importación de alimentos de 75 dólares por persona al año en la década de los 90, a $ 267 en la actualidad. Pero no es sólo que dependamos más del exterior para nuestra comida, sino que padecemos de una inflación en el sector de alimentos que en 2008 fue de 46,7 %, y en 2009 estuvo por encima del 36 %. Esta escalada de precios de ningún modo se compensa con los limitados aumentos de salario mínimo, ni tampoco con la distribución de alimentos subsidiados vía MERCAL, ya en franca agonía por causa del desabastecimiento y la corrupción. Dado lo anterior, la reciente devaluación afectará dura e inmediatamente nuestro consumo alimentario, en consecuencia directa de una estrategia gubernamental que ha descansado en la capacidad de compra del Estado y no en desarrollar la producción, nada distinto a lo que ha sido norma histórica del rentismo petrolero en Venezuela. ¡Luchemos porque no seamos los de abajo quienes paguemos el costo de los errores, la imprevisión y la corrupción del poder!

2) Aún contando con ingresos nacionales mayores a los percibidos en cualquier otro período de nuestra historia, la situación de pobreza y exclusión que persiste para amplios sectores de la sociedad venezolana ha agravado la violencia urbana desde que este gobierno asumió el poder. Mientras en 1998 tuvimos una estimación nacional de 4.550 homicidios, el saldo fue de 14.568 en 2008; o visto desde otro ángulo: la población creció un 19,1 % en ese decenio, mientras la tasa de homicidios subió en 320,1 %. Es público y notorio que tanto la boliburguesía como los “chivos gordos”del gobierno y el PSUV cuentan con abundantes espalderos (pagados con recursos oficiales) que los protegen, mientras los demás debemos encerrarnos en nuestras casas para no ser víctimas de malandros o policías. Sobre esto último, unas cifras tenebrosas: en 2008 hubo 205 homicidios atribuibles a evidentes violaciones del derecho a vida por parte de los cuerpos represivos del Estado (2/3 de los casos vía ejecuciones), mientras que bajo la sospechosa excusa de “resistencia a la autoridad” se dio cuenta de 1.820 muertes. En tal ambiente de violencia desaforada cada día se enlutan más familiasvenezolanas, lo que no incomoda para nada a un gobierno que impúdicamente atribuye ese clima a una “sensación de inseguridad creada por los medios de difusión opositores”, mientras sus esfuerzos se concentran en eternizarse en el poder y en convencernos de la infalibilidad del “Mi Comandante-Presidente”.

3) A quienes han gobernado Venezuela en estos 11 años les ha sobrado tanto dinero como verborrea de su amor por el pueblo, pero su fracaso en atender el problema social básico de la vivienda ha sido descomunal. En el lapso1999-2008 se han construido en total 300.939 nuevas viviendas (incluyendo al sector público y al privado), cifra absolutamente insuficiente cuando el propio Estado estima que el déficit habitacional actual sería de unas 3 millones de unidades habitacionales, por lo que sería necesario construir 300.000 viviendas por año. Pero en lo que si han sido diligentes los caciques de la “revolución bonita” es en resolverse sus propias exigencias por viviendas de postín, y allí están para probarlo los “town houses” y “pent houses” de los que disfrutan en urbanizaciones de lujo de las ciudades venezolanas. Con semejante ejemplo en las alturas, no es de extrañar la gruesa cifra de denuncias sobre corrupción e incapacidad entre la burocracia media y baja que debería resolver las demandas de la colectividad por un techo digno y propio para vivir.Esta situación ha generado un creciente caudal de bronca popular: entre octubre de 2007 y septiembre de 2008 ocurrieron 457 manifestaciones de calle referidas al tema, cifra que pasó a 588 protestas colectivas de octubre de 2008 a septiembre de 2009. La respuesta del supuesto “gobierno popular y revolucionario” ha sido criminalizar estas acciones, llegándose a la sanción carcelaria o judicial (58 detenidos en el último lapso, de los que 23 quedaron en régimen de presentación a tribunales), o más grave aún, a la represión armada (67 heridos y un asesinato a manos de los cuerpos represivos).

4) El carrusel de nuevos jefazos a cargo, de ofertas de voluminosos recursos y de anuncios programáticos grandielocuentes desfila repetidamente ante nuestros ojos, pero la situación de la salud pública sigue en franco retroceso, lo cual se constata en cualquier observación medianamente completa que se haga en el área, a pesar del empeño de los entes públicos por negar u ocultar la información que están obligados a proveer, o por pretender desacreditar a quien se salga del libreto que repite la propaganda oficial. Pero la realidad es terca, de modo que el mismo gobierno que por boca del Ministro T. El Aissami amenazó el 16/12/08 con “caerle a zapatazos por mentirosos y embusteros” a los redactores de un informe que documentaba la profunda crisis que padecía la publicitada Misión Barrio Adentro, tuvo que reconocer el 20/09/09 por boca de su Presidente que 2.000 módulos de ese programa carecían de personal médico (sobre un total de 3.478 módulos). Eso por no atreverse a mencionar otras situaciones gravísimas, como la denuncia de que sólo el 4 % de lo invertido en equipamientos para esta Misión tiene el soporte adecuado de facturas. Tan o más alarmantes que la situación actual son las soluciones prometidas. Por ejemplo, otorgar el monopolio de la contratación de los seguros HCM para quienes laboran a la orden del Estado, a una empresa donde el mandamás es nada menos que el tristemente célebre Orlando Castro. Ante anuncios como éste, la opción es clara: ¡o protestamos o nos hunden!

5) Si algo deja al desnudo la farsa de 11 años de proclamada revolución es el caudal de problemas que afectan a la clase trabajadora. Se maquillan cifras o se aplican mecanismos tramposos de contratación temporal (por ejemplo, vía las Misiones o en las cooperativas y “empresas socialistas”), pero los analistas económicos más consistentes indican que la tasa de desempleo real estaba a fines de 2009 en 12 % de la Población Económicamente Activa, a pesar de que la cifra oficial sólo reconoció 8 %. Entre quienes trabajan, 44,9 % lo hace en el sector informal de la economía, con todas las desventajas que ello representa. Agréguese a lo anterior que, desde 2009, el ingreso salarial venía siendo insuficiente para satisfacer las necesidades de consumo (aún las esenciales, que conforman la llamada Canasta Básica), lo cual reconocían hasta las estadísticas oficiales y se comprobaba en la vida cotidiana. La caída se hace más aguda con la macro-devaluación de enero de 2010, que termina de desmontar el cuento de que teníamos los salarios más altos de América Latina. Esos y muchos otros problemas han multiplicado las expresiones de descontento laboral como no había ocurrido bajo este gobierno. Entre octubre-2008 y septiembre-2009 se reportaron 983 acciones de protesta obrera, que en cerca de 80 % fueron de trabajadores al servicio del Estado. La respuesta oficial fue calumniar y criminalizar, llegando a la violencia represiva contra 43 protestas, con el resultado de más de un centenar de lesionados y el asesinato de dos manifestantes el 20/01/09 en el Edo. Anzoátegui, sin olvidar que 33 trabajadores y activistas sindicales fueron víctimas de medidas judiciales por participar en estas acciones.

6) Según datos del Observatorio Venezolano de Prisiones, la violencia dentro de las cárceles del país originó 366 muertos y 635 heridos en el año 2009,lo que en 11 años de gestión de este gobierno da una suma de 4.030 fallecidos y 12.036 heridos, en su mayoría por uso de armas de fuego. Estas cifras dejan claro por qué las prisiones de la revolución bolivariana se han ganado el triste mérito de ser consideradas entre las más sanguinarias del mundo. Tal brutalidad homicida es posible en modo importante gracias a las mafias de traficantes de armas y otras “mercancías” al interior de los penales, compuestas por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana y de la ahora llamada Dirección Nacional de los Servicios Penitenciarios del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia. Ese sucio negocio ha florecido contando con la indiferencia, incapacidad y/o complicidad de los 17 Directores de Servicios que han desfilado por el cargo desde 1999. Ejemplo de la calaña de esos burócratas es la actual ocupante de la Dirección, quien ante la masacre que en enero de 2010 causó 10 muertos y19 heridos en “La Planta” de Caracas, con cínica desvergüenza atribuyó estos hechos a que en las cárceles como en las familias existían problemas entre sus miembros, lo cual producía discusiones y las cárceles eran un reflejo de las familias, para cerrar con broche de oro acusando aparientes y visitantes de los reclusos de ser los responsables de la introducción de armas. Por si interesa, esta funcionaria con postgrado en Criminología, pelo pintado, escolta y Blackberry se llama Consuelo Cerrada…
EL LIBERTARIO